La sexualidad es una parte esencial de nuestra vida y una vía profunda de conexión con nosotros mismos y con nuestra pareja. Sin embargo, es normal que, en algún momento, surjan bloqueos, miedos o inseguridades que afecten nuestra capacidad de disfrutar plenamente de la intimidad.
Cuando la sexualidad se convierte en una fuente de tensión en lugar de placer, es fácil que aparezcan sentimientos de culpa, vergüenza o insuficiencia. Pero la sexualidad es mucho más que un acto físico: está profundamente ligada a nuestras emociones, creencias y experiencias. Comprender lo que hay detrás de esas dificultades es el primer paso para liberarte de ellas y redescubrir una intimidad más auténtica y satisfactoria.
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